lunes, 16 de febrero de 2009

Machismo, mayor riesgo para las mujeres

El ser masculino está asociado con un hombre heterosexual, dominante, insensible, triunfador, fuerte, inteligente y violento. Este estereotipo de lo que debe ser un “verdadero hombre” hace que la mayoría de nosotros luchemos incansablemente por demostrar estos “atributos”. Y en esa desesperada batalla se van asumiendo, poco a poco, comportamientos acordes con esta gama de características personales, donde la violencia es uno de los requisitos indispensables para ser considerado un verdadero macho.

Muchos adultos creen que si el hijo es varón y no se le da un trato fuerte se corre el riesgo de que termine siendo “flojo”. El trato fuerte implica gritos, golpes, exigencias y amenazas, hasta poco amor. A los varones se les inculca buena dosis de violencia y agresividad, no importa la cultura, la clase social, el estado civil, las edades o la etnia. Por el solo hecho de ser evaluados como del sexo fuerte, la vida los va presionando.

El ser violento, se justifica por razones hormonales, biológicas, como seres más agresivos y más propensos a la violencia que las mujeres.

Entonces, ¿con qué elementos tienen que ver estas conductas violentas?. Aquí volvemos sobre lo mismo. Estamos condicionados socialmente, en tanto portadores del modelo de masculinidad hegemónica, a comportarnos según normas rígidas preestablecidas, que cercenan una parte de nuestro yo individual, sustentada por la ideología patriarcal. El reto es cambiar estas formas y modelos de conducta, que denigran la condición humana y que trasciende lo particular y se convierte en un problema social.



En la búsqueda de una utópica sociedad igualitaria, las mujeres han sido las primeras en ser conscientes de la necesidad del cambio de los roles de género y lo han llevado a la práctica durante déc...



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